7/11/08

Despertar

La luz dorada del atardecer bañaba el lago, seguramente, y hacía brillar los picos nevados de las montañas cercanas.
Daba un aspecto etéreo a las copas de los árboles, y un ambiente de cuento de hadas al prado de hierba alta, sazonado con retazos de flores en esquinas insospechadas.
Probablemente, hacía que la diminuta cabaña adquiriese cierto aire melancólico y rústico.
Cuando abrí los ojos, era muy distinto.
La oscuridad tiñó de negro la pulida y cristalina superficie del agua, convirtió el bosque en un lugar aterrador, y otorgó a la hermosa pradera una paz ilusoria, la típica calma en las películas de terror que precede al susto…
La noche transformó mi “morada” en una imagen lóbrega y tenebrosa.
Y mi aliento contribuyó a erizarle el vello a todo ser que estuviese cerca.
No tardé en oír los latidos de las diminutas criaturas del bosque, ni en sentir ese vacío en mi mente… no, vacío no… ese muro
En mi corazón.
Jadeé, consciente de que debido a su decisión de impedir mi entrada en su alma, ella no había oído mis pensamientos, que fluían libres por el mundo, por la mente de toda nuestra raza, durante mi sueño…
También sentí sed.
Y mi instinto superó momentáneamente al dolor, casi físico, que atenazaba mi espíritu.
Descendí del techo. Abrí la puerta con lentitud… contemplé el ahora lúgubre y frío paisaje, que podría resultar romántico de no ser por ese silbido, apenas perceptible, del viento. Mi ahogada respiración, que escapaba poco a poco de mis pulmones y acariciaba con gélido abrazo mi nuevo hogar.
No me detuve a contemplar sus encantos, ni exploré sus rincones.
Como ya he dicho, tenía sed.
Así que salí de caza.

2 comentarios:

Gaia Moridin dijo...

“Pese a todas las sangres que había probado, pese a todas las vidas que había quitado, tantos alientos arrebatados, y por mucho que le doliese, su sangre fue la más hermosa. Descendió por su garganta, librándole del hambre demasiado tiempo soportada. El sabor de una existencia que le mantenía en pie cada anochecer. Y sin embargo, eran sus ojos oscuros las perennes pesadillas, que habían desplazado al cruel hielo azul. Porque añoraba más el tacto de sus manos que el cielo añil, la suave y melodiosa cadencia de su voz más que el océano, y por mucho que se odiase por ello, prefería volver a beber su sangre antes que sentir de nuevo el sol. No sabía si aborrecerse más por admitirlo o por recordar cada vez menos de ella, excepto el sabor de su vida. Aunque no pensó que las mentiras pudieran conducirlo más allá de donde se encontraba. Podía buscar otra mujer como ella, y suplir su rostro, volver a recordarla cada día, como había hecho antaño, convirtiéndola en el único sentido de su existencia misma, además de sobrevivir.
Y ahora cargaba con un hecho del que no era responsable, pero que sentía cuan losa de piedra sobre sus hombros, cada instante de su caduca realidad.”
No he podido evitar escribir esto, sólo unas líneas para contestarte^^. Aunque no se si recordarás que me debes tú también unas respuestas a ciertas preguntas formuladas hace ya tiempo, que, para serte sincera, había olvidado por completo. De momento, me encanta que te hayas hecho un blog, tal vez eso cambie con el paso del tiempo. Te veo XD.

Gaia Moridin dijo...

Ya, yo tambien conozco otra: "Cambia el mundo antes de que el mundo te cambie a ti", pero me parece bastante más pesimista. Además no creo que de buenas a primeras puedas cambiar el mundo, sin ni siquiera conocerlo. Me gusta más la de diarios, que no te importe^^. Pero bueno, ya sabes que porque me dejes ese comment no te acusaré de censurar mis citas^^.