21/11/15

Con música de fondo (y me recuerda a Ella)

Hay un remolino borroso y azul donde se filtran las notas en sucesión menor hasta formar una canción a escala reducida.
Suena bajita, grave, y tersa.
Habla de un susurro tenue al oído que provoca erupciones rojas a flor de piel, dibujando picos en escarlata que se pierden subiendo por los brazos alzados sobre la cabeza, erosionándose hasta volverse rosa pálido al acabar en la punta de los dedos.
Una voz canta en ondas púrpuras que se expanden por la línea del cuello y se aclaran, acalorándose, al rozar el filo de la mandíbula, suspirando rojos blancos tras la oreja.
Resuenan ritmos lentos y reverberan marrones en la caja torácica, implacables, ardiendo por las venas los acordes que les acompañan, arpegiando en La Menor con gotas de un amarillo vibrante que resultan ser la base de los picos rojos, las ondas púrpuras, los filos blancos, y el cuerpo marrón.
Todo se confunde y brilla en una canción remolino azul, mareándome mientras me hundo en su olor, su tacto, su sabor...