30/12/09

Mensaje en una botella

No me conocéis, ni tenéis por qué leer esto.

Sé bien que ni lo deseáis.

¿Por qué, entonces, lo escribo?

No lo sé... tal vez para que no siga dentro de mí. ¿Conocéis esa sensación? La necesidad de sacar afuera algo que se os clavó sin quererlo ni beberlo, de desahogaros. Bueno... ¿por qué ibais a conocerla? Seguro que soy el más débil de por aquí.

Mis padres se separaron, mi novia me dejó, mis sueños fueron aplastados, mis ambiciones frustradas, mi camino trazado sin consultarme, mis ideas robadas, mi condición humana humillada, mi cuerpo apaleado, mi ¿espíritu? Perdido por ahí.

Por supuesto que no os voy a contar nada de eso. Sería lo obvio. Todos hemos sufrido en algún momento algo parecido, y no quiero que leáis lo mismo de siempre, que penséis y os sintáis como de costumbre, sólo que por otro en lugar de vosotros mismos. No sé si soy más fuerte que eso, pero me gustaría creerlo.

Sólo quiero escribirlo. Desahogarme. Sin saber por dónde empezar, sin ser capaz de hacerlo en tercera persona...

¿Os preguntáis si son hechos verídicos...? Bah, ¿qué os vais a preguntar? Es sólo mi imaginación, ilusionándome con que pueda importaros lo más mínimo, con que no estéis sólo de paso. Pero, ¡hay que ver lo que me gusta andarme con rodeos!

Puede que el mundo pese, y que evadirme sea lo que más anhelo porque así ni mis problemas ni los de otros parecerán tan importantes. Porque el mundo pesa, me creáis o no; puede que vosotros lo llaméis de otra manera, pero la verdad es que ni lo sé ni me importa, ahoramismo: el mundo pesa. No como una losa invisible sobre los hombros, sino como una opresión interna. Late en los músculos y hormiguea en las sienes, dejándote con la sensación de haber corrido una maratón, con las manos pesadas y el ánimo de luto. ¿Y si rompo a llorar?¿Y si lo asumo, aprieto los dientes y alzo el mentón?¿Y si lucho contra ello?¿Y si finjo ignorarlo...?

...y si, al final, todo ha sido para nada. No importa lo que haga, siguen pesándome mis problemas, y los de otros, y gruño y pataleo y lloro a viva voz, grito como un Aiel para abrazar el dolor que me inflingen, me autocompadezco en público y amenazo con volver a hacerlo, se me petrifican las manos encima del teclado a cada frase que escribo y me tiemblan los dedos de miedo, no de pasión, y entonces, como temía, el amor de mi vida se me escapa.

Y si, al final, pierdo las ganas de seguir intentándolo. Por quitarme un poco de encima, dejarme arrastrar, ¿comprendéis?... y si... y si... ¿y si me rindo?




Nah.

No me conocéis, ni tenéis por qué leer esto... pero os contaré algo sobre mí, os importe o no, porque ya lo he sacado todo y ahora algo nuevo me quema por dentro: NO ME GUSTAN LOS CONDICIONALES.

No hay comentarios: