20/1/09

Debilidad

Las lágrimas duelen, y eso de que tienen un sabor salado es mentira. Son amargas, aún más que el café solo del Bar Paco, en la esquina de la manzana.
SIempre me he preguntado por qué tengo debilidad por los bares de las esquinas. Quizá sea una idea basada en leyendas de encrucijadas, o tenga algo que ver con escenas y escenas de besos robados bajo solitarias farolas. Realmente romántico y contemporáneo, todo.
Aún así, no hay nada en este mundo que identifique como mi punto débil tanto como la lluvia, y eso que se asemeja dolorosamente a las lágrimas. O hace que las cosas adopten formas similares a las que distingo cuando estoy llorando, no estoy muy seguro.
La cuestión es que odio llorar (y lo hago a menudo), pero me encanta la lluvia. Tiene esa melancolía decadentista que tanto me cautiva.
Aún con lo poco que todo esto le pueda importar a nadie, las cosas que la gente odia y ama tienen una relevancia capital en la vida de uno, aunque no nos demos cuenta. Se dice que el amor mueve montañas, refiriéndose a un amor romántico y a las montañas como una metáfora del mundo. Yo creo que alguien con pasión puede cambiar las cosas, y me salgo del esquema preconcebido de amar "a alguien". Hay quien ama la vida, su trabajo, sus creencias... y también están los que aman a gran escala. En ocasiones, cosas abstractas inventadas por ellos mismos, o creadas por otros.
Odiar, lo mismo.
Pero iba a hablar de las lágrimas.
Cada una de ellas esconde un recuerdo en el rabillo del ojo, y una aguja detrás, que se clava en la mirada desde dentro y deja fluir solo una imagen, un sonido, una fragancia... Todo lo que sale está en estado líquido, por lo que escapa rápidamente a lo más profundo que podemos enviarlo en el olvido. Pero no se queda ahí, porque el agua, con el calor, se evapora, arrastrando nuevas agujas para apuñalarnos. Por eso la gente intenta mantenerse fría. Pero el hielo es tan frágil como duro, y se resquebraja con facilidad.
Están (y estos me dan más pena que nadie, ya que piensan que no tienen ningún punto débil) los que lo pintan de piedra, e intentan creerse su propio cuadro insensible, hasta que el pasado o el futuro tambalean su presente.
Yo soy de los que dejan fluir el agua, a pesar de las agujas, y, en el fondo de mi memoria, siempre hay alguna que se me clava en la mirada al subir a la superficie, pero decidí hace tiempo soportarlo con toda la entereza posible.
Siempre he sentido debilidad por los héroes fantásticos, los que siguen adelante sin importar las dificultades que saben les esperan. Ese tipo de personas de las que casi no quedan en el mundo.
Siento debilidad por muchas cosas. Quizá sería más correcto decir "curiosidad vehemente", pero... me hace ilusión saber que aún no finjo tener el corazón de piedra.

2 comentarios:

Gaia Moridin dijo...

Pues yo finjo un corazón pedrestre y me va igual que si fingiese tener corazón^^. Yo venía aquí a leer principio II, pero claro te entra la vena creadora y que se le va a hacer... Me ha gustado mucho tu texto, de veras (casi has hecho que me olvide del que me dejaste en el blog XD) Y esto me recuerda que te debo una pregunta por messenger, la próxima vez...

Lily dijo...

¿Dónde está Guille? (II)

Me ha gustado ese texto. Bastante, además.

Yo he vuelto al blog. O semivuelto. O pseudovuelto. Hoy. xD.

^^