30/11/09

Triste comediante

No quiero seguir siendo un poeta de versos rotos,
de pies quebrados y manriques elegíacos,
de sensacionalismo puro y sentimiento vano,
de estética abstracta y vanguardismo insulso.

No aspiro a cambiar nada en estas cavilaciones,
sinsentidos que abren puertas a oscuros senderos,
perfecta sincronía de inequívocas sandeces,
absurda búsqueda de una lógica irrefutable.

¿Acaso los puntos suspensivos son realmente el recurso de cobardes
incapaces de poner punto y final? No me lo trago.
Terminar cada frase en una coma, o un punto,
no me hace parecer más valiente. La verdadera poesía nace en la prosa sin rima.

Buscarle una belleza a la similitud entre dos palabras,
¡qué sublime meta!¡Qué fin tan elevado!
¿Por qué, entonces, lo degradamos a octosílabo,
libre, blanca, abbab, estrofa, romance y soneto?

Encontrarle sentimientos a una imagen imaginaria.
Eso, señoras y señores. Eso, y nada más, es poesía.

1 comentario:

Jezabel dijo...

Los primeros dos párrafos están sonoramente muy conseguidos, consigues darle un ritmo que el oído capta bien, pero aunque es agradable -por lo menos para mí- a veces escuchar poesía sin oírla, en el momento en que oyes las palabras el contenido es quizá algo demasiado denso para alguien no habituado a la poesía. O igual es que estoy en una época simplista, no sé.

El tercer párrafo es demasiado prosáico para el inicio que habías hecho. Se rompe el encanto del ritmo que habías conseguido. No es que esté mal, entiéndeme, pero creo que habías establecido una sonoridad muy musical y podrías haberla intentado mantener todo el texto.

En cuanto al cuarto fragmento, yo detesto las exclamaciones. Eso es algo personal, claro.

Y en la parte final, aunque veo la necesidad del "Eso, señoras y señores. Eso, y nada más, es poesía.", le quita fuerza al primer verso, "Encontrarle sentimientos a una imagen imaginaria."

¡Un besito!