11/2/09

Un principio III

La luz difusa de la mañana a través de las cortinas me despertó. Oí el sonido de la cafetera en la cocina antes de abrir los ojos, y, al girarme en la cama, me descubrí solo. Me senté, frotándome los cansados párpados y buscando a tientas con el pie las zapatillas. Rocé con el tobillo los cuadros que había pintado la noche anterior, y me golpeé los dedos con la pata de la mesilla de noche. Finalmente, me agaché a buscarlas, sólo para ver que no estaban, así que, suspirando, seguí el aroma a café recién hecho.
Ella estaba de espaldas, con una de mis camisas y las zapatillas puestas.
Pero al volverse hacia mí, sonriente, tendiéndome un humeante y apetecible café, las quejas murieron en mi garganta, y me limité a suspirar de nuevo, dirigiéndome al salón con la taza en la mano.
Me dejé caer sobre el mar de cojines que utilizaba para fingir que el sofá no era tan incómodo como el rígido armazón de madera sugería, y encendí el televisor con desgana. Incendios.
El teléfono comenzó a sonar, y, al mirar el número, vi que era de la galería donde iba a exponer en un par de semanas. Eran sólo las ocho de la mañana, así que podía ignorarles unas horas más.
Ella empuñó el mando y apagó la tele con un gesto brusco, sentándose después a mi lado y apoyando su boca en mi hombro, dirigiéndome una de esas miradas enternecedoras que sólo las mujeres saben utilizar a la vez que daba vueltas a la taza de leche entre sus manos.
-Buenos días - susurró sonriéndome y rozando con sus labios mi cuello, sin morderlo ni besarlo, como usualmente hacía.
Gruñí.
Nos quedamos así mucho rato, ella vigilándome desde mi hombro sin dar un sorbo, y yo concentrado en mi café, ignorando el teléfono hasta que, la tercera vez que empezó a sonar, lo descolgue.
-Diga.
-Capullo.
Enarqué una ceja.
-¿Perdón?
-¿Por qué coño no respondes a mis llamadas? - era Alicia, mi representante, por así decirlo, y la que había organizado todo el asunto de la exposición - ¡Tienes que darme la lista de cuadros, la exposición es dentro de diez días y ni siquiera me has dicho cuántos vas a presentar, ni la temática!
-Es muy temprano para discutir... ¿cuántos puede exponer, como máximo, la galería esa de karx.. kark... la galería esa?
-Karkslyn - oh, ¿cómo podía habérseme olvidado? - Pues... creo que unos cincuenta, depende del tamaño, pero... ¿¡cuántos piensas traer!? - su tono alarmado era tan encantador.
-Pregunta cuál es el máximo, tamaños entre uno veinte por uno sesenta y dos metros, y ese es el número que me llevaré - quería vaciar el piso lo antes posible - Temática... eh... variada, retratos, paisajes, desnudos, surrealistas, ya sabes...
-Mmm... de acuerdo - seguramente se lo estaba apuntando. Siempre había sido organizada, y llevaba esa pequeña libretita con sus días perfectamente planificados. La pausa se alargó, y me imaginé que se debatía consigo misma para preguntarme algo personal - ¿Cómo estás?
-Bien, sigo aquí.
-Hace tiempo que no te veo - hacía tiempo que nadie me veía, en realidad - Me preocupo por ti - no pude evitar sonreír, mirando por la ventana en un gesto demasiado melancólico para esas horas - ¿Sigue... ella allí?
Rechiné los dientes. Si la maldita Imaginación no se hubiese entrometido, quizá le habría pedido salir a Alicia. Hacía seis meses que se había instalado en mi piso, que entró en mi vida, y Alicia creía que era una persona normal. No me creería si le dijese quién era en realidad, y tampoco me interesaba que pensase que me había vuelto loco. Me daba la impresión de que se llevaban mal.
-Sí, aún no he conseguido que se vaya... ¿hola? - la línea se había cortado.
Al volverme, ella estaba de pie junto al teléfono, apretando el botón de colgar. Parecía enfadada.
¡Celos!¡Ella, que, de un modo u otro, siempre acababa doblegándome!
Dejé el aucirular en su sitio y me fui a la habitación sacudiendo la cabeza.
-¿Qué haces? - me preguntó desde la puerta.
-Vestirme - respondí - Voy a dar una vuelta.
Me abrazó por detrás, apoyando su frente en mi espalda.
-Solo.
Noté que me aferraba con más fuerza.
-Por favor, no te enfades conmigo - murmuró con voz temblorosa - Es sólo que... no quiero que me dejes...
-¿Por qué yo?¿Por qué no sigues siendo como siempre? Con todos esos otros con mucho más talento, como el tipo del otro día, era un escritor famoso, ¿verdad?¿Por qué de pronto te quedas sólo conmigo?
Tembló. Iba a empezar a llorar.
-Voy a dar una vuelta - repetí, alejándome de ella - Solo.
Cerré de un portazo sin pretenderlo. Una vez en el ascensor, me dejé caer sobre el espejo y tragué saliva con dificultad. Tenía un sabor amargo en la boca, y no tenía nada que ver con el café.



"¡Tienen babosas en el cerebro!", Actriz Anónima #? en "Slither: La Plaga".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No es que me disguten tus halagos, que no, pero podías ser algo más preciso en tus opiniones, por lo menos. Además no se que pretendes que diga bueno de ti XD. Me gustaría tener señales tuyas, alguna por lo menos y no comments cutres. Pero bueno, el olmo no da peras y punto.

Tampoco voy a hacerte un bonito comment, como manera de resarcirme.

Desilusionista dijo...

La Imaginación puede jugar más de una broma pesada...pero ¿y lo divertido qué es?:p

Ladrona de Mentiras dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ladrona de Mentiras dijo...

No haces más que mejorar eh?
y eso que cuando te conocí ya desbordabas, jodío

(el anterior ponia lo mismo, pero mal escrito xD)

Jolene Aims dijo...

Tu no m avises d k actualizas, mi scritor favorito no kiere k lea sus ultimos retazos de imaginacion.Me gusta mucho este relato ^^ siguelo, ya k no kieres enseñarme el libro d los señores.

Ya t vale, ah, y no e visto babosas pro ha llamado tu madre.

Y siempre recuerda, el matrimonio es una union sagrada xD

Guaaahhhpoooo (con tono de persona poseida por una babosa asesina del espacio enviada a la tierra tras la extincion d su raza xDDDD)

Médula dijo...

Me han gustado las tres partes de "Un principio", y me has despertado curiosidad para leer el resto del blog. Me gusta tu modo de escribir, se me hace fácil leerte. Leyendo esta última entrada me has recordado miles de topicazos de parejas, que no por ser tópicos dejan de ser verdad, y juro que leía cada linea esperando que se produjera al fin la ruptura de la pareja. No soporto esas relaciones.

Sobre mis textos, buf, el misterio juega a mi favor para hacer creer que son algo dignos de ver.. pero en su mayoría son caóticos, demasiado sentimentales, demasiado frios o quizás críticos como para querer compartirlos. Además soy bastante tímida y cerrada, dejar que lean mis textos para mi es mostrar demasiado :P